Palabras Hebreas “Torá”.

 Ley o Torá

Una fuente de confusión para los lectores del Nuevo Testamento se refiere a cómo la palabra “ley” se debe entender. ¿Tiene “ley” siempre se refieren a la Torá de Moisés o al Antiguo Testamento? ¿es correcto sustituir la palabra “Torá” por la palabra “ley” cuando leemos el Nuevo Testamento? .

Como se explica en otro lugar en este sitio, la palabra “Torá” se deriva del verbo yarah ( יָרָה ) que significa “disparar” (como una flecha), o para indicar la dirección. Por lo tanto, es un término general que se refiere a la instrucción o guía, y debe distinguirse cuidadosamente de otras palabras hebreas como “mandamiento” (es decir, mitzvah: מִצְוָה ), “estatutos” (es decir, chukkim: חֻקִּים ), “juicios” ( es decir,mishpatim: מִשְׁפָּטִים ), y así sucesivamente.

En su sentido más amplio, cuando el término Torá implica todos los libros de la Biblia hebrea, los israelitas suelen denominarla “Tanaj” (תַּנַ”ךְ). Se trata de un acrónimo para designar a los 24 libros de la Biblia hebrea. El mencionado acrónimo es formado por tres consonantes, T-a-N-a-J, que son a su vez las iniciales de los términos hebreos que designan las tres secciones que forman la Biblia hebrea: T de Torá (Pentateuco), N de Nevi’im(Profetas) y J de Ketuvim (Escritos).

Estos libros son:

  • GénesisBereshit (בְּרֵאשִׁית), “En el comienzo”
  • ÉxodoShemot (שְׁמוֹת), “Nombres”
  • LevíticoVayikrá (וַיִּקְרָא), “Y llamó”
  • NúmerosBemidbar (בְּמִדְבַּר), “En el desierto”
  • DeuteronomioDevarim (דְּבָרִים), “Palabras”/”Cosas”/”Leyes”.

Tanto la Torá como el Tanaj constituyen aquello que los cristianos denominan “Antiguo Testamento”.

La Torá introdujo una revolución en la vida de los que la aceptaron. El espíritu de la Ley se oponía totalmente a todas las normas aceptadas de esa época: un Dios sin forma física en oposición a los ídolos de Egipto; la justicia y moralidad en oposición a la esclavitud y la opresión tiránica; la supresión de los bajos instintos en oposición al hedonismo. Aún en la actualidad, cuando los principios espirituales de la Torá han sido aceptados universalmente, hay quienes opinan que algunos de sus preceptos son incompatibles con el espíritu de nuestra era. Puede uno, entonces, imaginarse cuanto más duro habrá sido aceptar la Torá cuando era totalmente nueva y extraña, y no solo totalmente contraria al espíritu de esa época, sino “refutada” por la ciencia y cultura de ese tiempo, cuyos centros más importantes se hallaban en Egipto. Más aun, la Torá prescribe en contra de Egipto diciendo:

“No haréis como hacen en la tierra de Egipto, en la cual morasteis” (Levitico 18:3).

Toda una nación no pudo haber sido inducida, solo por el poder de la influencia personal de Moisés, a aceptar una revolución tan radical y una carga tan pesada de obligaciones que requiere sacrificios personales, tanto físicos como espirituales.

Pero por encima y más allá de toda discusión acerca del poder de la influencia personal de Moisés se halla el incuestionable hecho histórico de este acontecimiento sin parangón:

Al tercer día, siendo de mañana, aconteció que hubo truenos y relámpagos° y una nube muy espesa sobre el monte y un fuerte sonido del shofar;° y todo el pueblo que estaba en el campamento se estremeció.
Y Moisés sacó al pueblo del campamento al encuentro con Dios, y se ubicaron en la parte baja del monte.
 Todo el monte Sinay humeaba, porque YHVH había descendido sobre él en el fuego,° y su humo subía como el humo de un horno, y todo el monte se estremecía en gran manera,
 y el sonido del shofar se hacía cada vez más fuerte, y Moisés hablaba, y ’Elohim le respondía con el trueno. (Exodo 19:16 y 19)

Jesús es la palabra viva la “Tora” viviente la palabra materializada en su persona y nos enseña  a llevar una vida conforme a la voluntad de Dios. Es la pabra “logos” en griego, que mas allá de las tradiciones nos revela a Dios.El agua es la fuente de la vida. Sin agua no hay vida. La Torá es comparada al agua: así como el agua desciende de un nivel superior a uno inferior, así la Torá descendió de su sitio de gloria. Por eso Jesús se compara con el agua viva:

“Respondió Jesús, y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber, tú le pedirías, y Él te daría agua viva”. (Juan 4:10)

En la creación el agua se expresa en todas sus formas. El paisaje del mar es fascinante. Nos sugiere profundidad, poder, belleza, misterio, insondabilidad. Esa superficie de inmensidad y de conjunción entre el cielo y el agua tiene el poder de conectarnos con Dios.

 

 

 



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