Unidos a Dios por su conocimiento

“A ti se aferra (debekut) mi alma; tu diestra me sostiene”. (Salmo 63:8)

La mística (del verbo griego myein, «encerrar», de donde mystikós, «cerrado, arcano o misterioso») designa un tipo de experiencia muy difícil de alcanzar en que se llega al grado máximo de unión del alma humana a Dios durante la existencia terrenal.

En este salmo la palabra “aferra” en otras versiones aparece como “pegada” se usa la palabra ”dabak” en hebreo que en su significado mas profundo quiere decir estar fusionado, ser uno con Dios. En la ética y mística hebrea se usa el termino debekut que es un estado de adhesión profundo con el creador, cuando lo creado y el creador son una misma  cosa eso y hay una devoción constante, aunque eso no nos hace dioses pero su poder nos sostiene, no nuestro poder “…tu diestra me ha sostenido”. También podemos llegar a ese estado de unión por medio de un profundo conocimiento del Creador.

AFERRANDONOS POR MEDIO DEL CONOCIMIENTO

La palabra conocimiento en griego ( gnosis ) está empleada veintiocho veces en el Nuevo Testamento. Fundamentalmente significa la acción de conocer; su acepción se ha extendido naturalmente al objeto del conocimiento: la ciencia misma.

¡Oh, profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos! (Romanos 11:33) 

En efecto, ¿quién ha conocido el pensamiento del Señor?.

para que vuestra fe no descanse en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; pero una sabiduría no de este siglo, ni de los gobernantes de este siglo, que van desapareciendo, sino que hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta que, desde antes de los siglos, Dios predestinó para nuestra gloria; (1Corintios 2:5 )

La humildad es la puerta de este jardín secreto:

Te doy gracias, Padre, Señor del Cielo y de la Tierra, pues esto tú lo has ocultado a los sabios y a los inteligentes y lo has revelado a los pequeñuelos. (Mateo 11, 25).

Pablo afirma que este conocimiento es el bien supremo:

Ciertamente, todas las cosas las estimo como una pérdida en relación al beneficio del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor (Filipenses 3: 8).

EL PERFUME DEL CONOCIMIENTO

Pablo especifica que está lejos de ignorar su substancia:

Si en discursos sólo soy un profano, no lo soy en conocimiento: en todo y en todas las formas os lo hemos mostrado (2 Corintios. 11:6).

Así es como Pablo junto con los Apóstoles y de una manera especial los amigos de Dios, difunden el buen olor del conocimiento que separará a los vivos de los muertos:

Pero gracias a Dios, que en Cristo siempre nos lleva en triunfo, y que por medio de nosotros manifiesta en todo lugar la fragancia de su conocimiento.

Porque fragante aroma de Cristo somos para Dios entre los que se salvan y entre los que se pierden; para unos, olor de muerte para muerte, y para otros, olor de vida para vida. Y para estas cosas ¿quién está capacitado? (2 Corintios 2:14 al 16)

Todos los profetas y maestros difunden este perfume sutil en el mundo para recolectar a los fieles de fino olfato. Es lo que hizo también Juan el Bautista, pues preparó la venida del Hijo divino, como lo canta Zacarías su padre:

Y tú, pequeño, tú serás llamado profeta del Altísimo, pues caminarás ante el Señor para preparar sus vías, para dar el conocimiento de salvación a su pueblo (Lucas 11: 76).

FALSO CONOCIMIENTO

Los falsos profetas difunden conocimientos falaces que no debemos confundir con la auténtica:

 Habrá un tiempo en que los hombres ya no soportarán la sana doctrina, sino que con comezón de oído, siguiendo su propia codicia, se darán muchos maestros y apartarán el oído de la verdad para volverse hacia las fábulas (2  Timoteo. 4:3-4).

«…derribamos los sofismas y toda soberbia levantada contra el conocimiento de Dios» (2 Corintios 10: 4-5).

PALABRA ESCONDIDA

Dicho conocimiento debe permanecer al abrigo del mundo y de la masa, por lo cual Jesús ante ellos nunca llamó las cosas por su nombre. Es en parábolas como Jesús dijo todo esto a las gentes y nada les decía sin parábola, a fin de que se cumpliera lo que había sido dicho por el profeta:

«Abriré la boca para decir parábolas, clamaré las cosas ocultas desde la fundación del mundo» (Mateo 13: 34,35).

Sólo los discípulos elegidos reciben el sentido profundo:

 Con muchas parábolas como éstas les hablaba la palabra, según podían oírla; y sin parábolas no les hablaba, sino que lo explicaba todo en privado a sus propios discípulos. Jesús les decía: (Marcos  4:33 )

Y les decía:

A vosotros os ha sido dado el misterio del reino de Dios, pero los que están afuera reciben todo en parábolas;para que VIENDO VEAN PERO NO PERCIBAN, Y OYENDO OIGAN PERO NO ENTIENDAN, NO SEA QUE SE CONVIERTAN Y SEAN PERDONADOS. (Marcos 4:11-12)

La comprensión de dichos misterios no está al alcance del viejo Adán. Únicamente el Don de Dios abre los tesoros de la Escritura.

No hay duda de la evidencia y la existencia de un secreto, de un misterio, de un conocimiento en la Escritura. Quizás no haya nadie que lo niegue totalmente, pero son pocos los que no la desprecian y se dedican por entero a su búsqueda, insatisfechos de las ideas recibidas y de las modas espirituales, dispuestos a no ser más «zarandeados y desviados por donde sopla de todo viento de doctrina, a merced de los hombres, a causa de su astucia para extraviar en el error.

 



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