Lourdes Mendoza de Madrid pregunta:Cuerpo y alma, ¿puede vivir el uno sin el otro?.
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RESPUESTA: El alma manifiesta la razón misma de nuestra existencia; es la única parte de nuestro ser que refleja directamente nuestra conexión con Dios, nuestro creador. No es visible y se oculta dentro del cuerpo, el alma es el tejido mismo de lo que somos. Mientras el cuerpo abarca los aspectos materiales de nuestras vidas, el alma abarca lo espiritual. El cuerpo es impulsado primordialmente por la satisfacción de sus necesidades físicas. El alma es la que da energía y guía al cuerpo para hacer buenas obras y conectarse con lo divino. El alma es trascendente por naturaleza, pues “… la llama de Dios es el alma del hombre…” (Proverbios 20:27).
Para ser una persona completa y sana, el cuerpo y el alma deben trabajar en armonía. No necesitamos elegir entre uno y otro, indulgencia o abstinencia; podemos y debemos fundir cuerpo y alma. Y esto significa unir el cuerpo y el alma para cumplir el propósito de Dios en la Tierra.
En el comienzo, cuerpo y alma estaban unidos. El cuerpo reconocía su papel como vehículo para la expresión del alma, y el alma reconocía su necesidad del cuerpo para concretar la voluntad de Dios. Adán y Eva, en consecuencia, (Génesis 2:7) no se avergonzaron de su desnudez, pues ésta era tan inocente como la desnudez de un recién nacido.
Después de la caída el cuerpo y el alma están en perpetuo combate; todo conflicto humano surge de la dicotomía de cuerpo y alma, de la tensión entre nuestro yo corporal y la necesidad de trascendencia. El modo de aliviar la tensión entre el cuerpo y el alma no es negar a uno de ellos sino integrarlos con vistas a la consumación de un objetivo: espiritualizar lo material. Todas las fuerzas y experiencias del cuerpo están dirigidas a asistir a las trascendentes tareas del alma. Los mandamientos e instrucciones de Dios aunque aparentemente parecen que van dirigidos al cuerpo tienen como fin ser dirigidos al alma.
El alma transciende al cuerpo y este no puede vivir sin el alma, el alma necesita el cuerpo para conducirse en la tierra. El propósito de la resurrección no es solamente para el alma, es también resucitar cuerpo y alma en una unidad y armonía perfecta, Jesús en su resurrección en cuerpo y alma podía tener hambre y al mismo tiempo podía atravesar paredes.
Bíblicamente aparecen tres niveles del ser:
Entonces el SEÑOR Dios formó al hombre del polvo de la tierra(nefesh), y sopló (Ruaj)en su nariz el aliento(Neshsema) de vida; y fue el hombre un ser viviente. (Genesis2:7)
También en el libro del Profeta Isaías encontramos el siguiente versículo: ” Todo lo llamado en Mi Nombre por Mí, los creé, los formé, también los hice “. Isaías 43:7 ¿Por qué emplea tres verbos cuando se refiere a la Creación del hombre ?
Hizo, se refiere al mundo de la Acción y al nivel del alma que se llama Néfesh y está relacionado con los instintos (Cuerpo y alma básica).
Formó, nos indica el mundo de la Formación y se refiere al nivel del alma que se designa con la palabra Rúaj y que abarca el aspecto emocional.
Creó, designa el mundo de la Creación y está conectado con el nivel del alma denominado Neshamá, el pensamiento.
El Rab Jaim Zukerwar que aparecía frecuentemente en el programa Shalom de televisión Española lo explica de esta manera muy interesante, reproducimos sus mismas palabras:
“Para entender cada uno de estos aspectos hay un ejemplo tradicional, el cual nos relata que el hombre es como un carruaje que se usaba antiguamente como medio de transporte.
En el ejemplo, la carroza simboliza el cuerpo del hombre que por sí solo no puede realizar ningún movimiento. Los caballos que tiran de la carroza son los instintos, el Néfesh, que mueven la carroza físicamente en las diferentes direcciones.
El cochero simboliza la emoción, el Rúaj, quien indica: parar, hacia la derecha o hacia la izquierda, más rápido, más lento, etc.
Pero, cuando el carruaje se encuentra ante la posibilidad de tomar diferentes caminos, ¿quién decide … ?
La carroza por sí sola no puede moverse; los caballos esperan la orden del cochero; y el cochero, ¿a quién obedece … ?
… al pasajero, a quién no vemos pero es el que hace que todo se mueva y gire en torno a su voluntad, ya que él fue quien “contrató” a la carroza con los caballos y al cochero para conducirlo hacia su “destino” .
La Neshamá, esencia interior del alma, está representada por el pasajero, y se reviste en el cuerpo a través de los instintos, emociones y pensamientos para llegar a su objetivo: la toma de conciencia de su naturaleza y su función en el mundo, para luego fusionarse concientemente con la Luz Infinita.
A dicho objetivo se puede arribar a través de dos caminos:
1) Con conciencia, cuando los tres aspectos del alma (pensamiento, emoción y acción) están en armonía con las leyes que rigen la Creación.
2) Con sufrimiento, cuando los caballos, el cochero y el pasajero están en desacuerdo. De lo cual se deduce que si el hombre piensa de una forma y siente de otra, sus actos lo conducirán inevitablemente al sufrimiento.
Así como hay leyes que rigen los fenómenos físicos, como la ley de la gravedad, etc., también hay leyes que rigen los planos instintivos, emocionales, mentales y espirituales. La verdadera libertad surge cuando el hombre obra en concomitancia con esas leyes y no simplemente de acuerdo a su sentir momentáneo, instintivo y/o emocional.”
Para entender esto de una manera mas profunda debemos cambiar el “chip” , no TENEMOS alma, mas bien SOMOS alma.
Saludos espero haber podido contestar a tu pregunta.
Saludos
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