La alegría del agua “simja tora”

Al concluir la festividad de Sucot /Tabernaculos se celebra Simjat Torá (literalmente, la alegría de la Torá), el día en que se termina de leer  la última parte del Pentateuco/Tora, y se recomienza a leer la primera parte, conocida también como Bereshit (Génesis).

Los océanos contienen el 97% del agua del planeta. 2% está en los hielos polares y, únicamente, 1% del agua es aquel que se va reciclando para el uso de la vida (incluyendo todos los ríos y lagos, el agua de la atmósfera. Ahora, para que ese agua nos llegue, es necesario que cuando el sol brilla sobre el océano que cubre el 70% de la superficie del planeta y que no podemos beber porque está salada, se vaya evaporando, que suba hacia el cielo y se convierta en nubes.

Las nubes se forman porque en el aire hay pequeñísimas partículas de polvo alrededor de las cuales se van formando gotitas de agua que luego se unen, y, cuando baja la temperatura, se precipitan sobre la tierra en forma de lluvia. Sin embargo, si la lluvia cayera solamente sobre los océanos donde se formaron las nubes, no nos sería de gran utilidad y viviríamos en un mundo árido. Entra el factor viento que se forma a partir del movimiento de rotación del planeta, más la diferencia en la presión atmosférica que lo hace correr de los lugares de presión alta a los de presión más baja.

A todo esto se debe sumar las múltiples virtudes del agua en si incolora, inodora, insípida, que cumple una función imprescindible en cada paso y en cada sistema de vida. El agua está formada por dos partes de hidrógeno y una de oxígeno, dos elementos que, de no unirse de esta manera, no podrían suplir aquello que nos da el agua.
Simjat Torá, que es la culminación de la lectura de la Torá/Escrituras/Biblia y el nuevo comienzo de la lectura, junto con Shminí Atzeret en que se suplica por la caída de lluvia.
Es muy posible que la respuesta sea que la Torá/Escrituras/Biblia es tan vital para la existencia del hombre, como lo es el agua para cualquier ser humano. Esto lo supieron todos los enemigos de Dios, quienes intentaron cortar y prohibir el agua de la palabra de Dios a lo largo de los siglos sin poder conseguirlo de una forma definitiva, con el propósito es dejar al hombre con sed espiritual procedente de Dios y darle sucedáneos que realmente no calman la sed.

Jesús el Mesías el agua de vida.

“Él derramará el agua de los cántaros, Y su descendencia será en muchas aguas; Y su rey más que Agag, Y sur reino será enaltecido”. (Números 24:7)

El servicio de verter agua sobre altar, es único en Sucot/taberna culos. Una de las características del agua, es que se amolda totalmente al recipiente en el que se la coloca. No tiene “cuerpo” propio. La alegría de Sucot y de Simjat Torá surge de esa sumisión total a la palabra de Dios.

En el libro El Testimonio de las Estrellas Ethelbert W. Bulliinger escrito en  1893 menciona:

“El signo de acuario el aguador derrama sus bendiciones aseguradas o las aguas vivas de la bendición vertida para los redimidos La expiación realizada, las bendiciones obtenidas, ahora pueden ser dadas y derramadas sobre los Redimidos. Esta es la verdad, si pensamos en el cordero de Abel, en los sacrificios patriarcales, las ofrendas conformes a la Ley o en ese gran sacrificio del que todos ellos testificaron. Todo, a una voz, nos dice que la expiación hecha es el único fundamento de la bendición. Esto fue representado y predicho en los cielos desde el principio, por un hombre vertiendo agua de un cántaro que parece tener un suministro inagotable y que mana hacia abajo en la boca de un pez, que lo recibe y lo bebe todo”

acuario

Jesús es la palabra viva la “Tora” viviente la palabra materializada en su persona y nos enseña  a llevar una vida conforme a la voluntad de Dios. Es la pabra “logos” en griego, que mas allá de las tradiciones nos revela a Dios. El agua es la fuente de la vida y sin agua no hay vida. Las Escrituras son  comparadas al agua: así como el agua desciende de un nivel superior a uno inferior, así la Torá descendió de su sitio de gloria. Por eso Jesús se compara con el agua viva:

“Respondió Jesús, y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber, tú le pedirías, y Él te daría agua viva”. (Juan 4:10)



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