Los doce Misterios Clase 3 “El misterio de la transfomación de los creyentes”

 “He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados” (1 Corintios 15:51-52).

Este misterio entra dentro de acontecimientos que van a ocurrir por eso y son muy interpretativos, pero nos acercaremos a este misterio a la luz de las Escrituras, aunque como ocurre con todos estos misterios los entenderemos bien cuando ocurran. El hecho es que debemos vivir como si fueran a ocurrir mañana, tal como dice Pablo en el anterior versículo, ellos esperaban vivirlos en su generación.

La dimensión profética de la “final trompeta”.

Cuando hablamos de trompeta estamos hablando del shofar (instrumento hecho de cuerno de carnero o antílope cuyo sonido es similar al de una trompeta)  por esoYom Teruah (dia del trompetazo) marca el inicio de las fiestas de otoño. Esta temporada, compuesta principalmente de tres convocaciones (Yom Teruah, Yom Kippur y Sukkot), nos habla de importantes sucesos que ocurrirán al final de los tiempos.

La Fiesta de las Trompetas, es un día de gran alegría. La palabra hebrea “Yom” significa “día”. La palabra hebrea “teruah” tiene varias connotaciones: puede referirse a un gran grito de júbilo o alegría, a un gran grito alarmante, o a uno de los toques del shofar Por lo tanto, la celebración de Yom Teruah nos trae un sentimiento de alegría pero a su vez un llamado de alerta.

Cada fiesta, desde pesaj (Pascua) hasta Sucot (Tabernaculos), son ensayos proféticos que anuncian eventos que tendrán un significado histórico único en su clase. La semana tiene 7 días, y en el lenguaje profético de la Toráh, cada día es como 1000 años.  Así pues, 7 días nos envía un mensaje profético: el mundo comenzó con 7 días y durará 7 días, es decir, 7 mil años. Los primeros dos días = dos mil años sin Toráh. Los siguientes 2 días, = dos mil años con Toráh. Al final del cuarto día deberá aparecer el Mesías para instruir al mundo entero en el conocimiento mesiánico, es decir, los próximos 2 días = dos mil años de conocimiento del Mesías. Entonces llegamos al final de los 7 días de la creación.  Este séptimo día equivale a 1000 años de Shabat, representando en el Shabat semanal. Y así como Dios envió “doble maná”  en el sexto día natural para que hubiera abundancia de comida y tranquilidad mental en el Shabat semanal, así enviará doble porción de conocimiento al mundo cuando llegue el sexto milenio de tal manera que tengamos luego un sabat de mil años en paz, seguridad y prosperidad, con abundancia de todo, sin dolor, ni lágrimas, ni sufrimiento. Visto así, cada Shabat es un ensayo de ese reposo que aun espera para los hijos de Dios. Lo mismo sucede con el resto de las fiestas bíblicas y Yom Teruáh (Rosh HaShanah)  no es la excepción, todo lo contrario, es una de las festividades de mayor contenido profético de todas las fiestas.  Yom Teruáh es un ensayo de loque sucederá el día cuando se abran los sellos proféticos, el libro de la vida y se vuelva realidad lo que ahora ahora es una sombra profetica.

Las fiestas son sombras proféticas

              que el Mesías (Cristo) debería cumplir

Yom Teruáh (la trompeta final) en su dimensión profética.

Yom Teruáh es el día que nadie sabe. Yom Teruáh es el día que anuncia el retorno del Mesías. Es el día que anuncia la resurrección de los muertos en en el Mesías.  es el día que anuncia la transformación de los que estemos vivos cuando aparezca el Mesías. Es el día de la coronación del Mesías como Rey de Israel y de todas las naciones.  es el día del juicio de la humanidad, cuando el Mesías se sentará en su trono de Gloria, ahora no como cordero, sino como león, no como siervo, sino como Juez y juzgará a las naciones y dará a cada uno su recompensa. Cuando entendemos esto, nos damos cuenta la grandeza profética que está detrás de todo esto. Como dijimos previamente,  las memorias de nuestro pueblo enseñan y esto es un asunto de fe pura, que Yom Teruáh es el cumpleaños de Adám, el primer hombre y por tanto, el cumpleaños de la humanidad. Y así como Adam fue juzgado en la tarde del mismo día que fue creado, así Yom Teruáh se convierte en Yom Dim (Día de Juicio) para toda la humanidad. Los libros son abiertos y nuetras acciones son revisadas y se presentan los cargos que serán escudriñados por el Tribunal Celestial y diez días después, en la conclusión de Yom Kipur, se da el veredicto final. La dimensión profética de Yom Teruáh es de esta forma, extraordinaria y formidable. Estamos ensayando todas estas cosas en este día. La firme intención de mejorar nuestros caminos y que seremos acogidos a misericordia y que por tanto, tendremos un buen veredicto, seremos invitados a las cenas de coronación del Mesías, en Jerusalén. Las cenas que inician y concluyen Rosh HaShanah son anticipos proféticos, ensayos proféticos de lo que ahora es nuestra firme esperanza. Por eso es costumbre que antes de la llegada de Rosh HaShanah que es también, Día del Juicio para la humanidad, incrementemos el arrepentimiento y la reconciliación con Dios, con el prójimo y con la creación.

El tiempo oculto del arrebatamiento.

Los misterios de Dios con relación al establecimiento del reino divino sobre la tierra nos han sido revelados por medio de Jesucristo; lo que permaneció sin ser revelado fue el tiempo de su regreso. Pablo por eso enfatiza nuevamente el carácter misterioso del arrebatamiento, al calificarlo como una Palabra sumamente trascendental del Señor.Este acontecimiento venidero sobrepasará toda imaginación humana y opacará todo lo acontecido hasta entonces.

Otro punto con relación al carácter misterioso del arrebatamiento, es el futuro cuerpo de gloria que le será dado a quienes irán al encuentro del Señor. Parece que ya en la época de Pablo fluctuaban los ánimos en cuanto a la constitución de nuestros futuros cuerpos de gloria. En 1 Corintios 15:35-37 el apóstol da una respuesta y en el versículo 40 explica, que hay cuerpos terrestres y cuerpos celestiales. En Filipenses 3:21 dice: “el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.” A pesar de todo, este acontecimiento sigue envuelto en el velo de lo misterioso. El relato sobre la aparición de Jesús durante los cuarenta días entre su resurrección y su ascensión, nos da una idea acerca de su cuerpo liberado de toda atadura terrenal.

Pablo lo expresa de la siguiente manera:“Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual” (1 Corintios 15:44). La muerte ya no tiene potestad sobre este cuerpo espiritual transfigurado. Esta maravillosa realidad se expresa con las siguientes palabras en Apocalipsis 20:6:

“Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.”

La maravillosa grandeza de la herencia celestial, que nos ha sido prometida en Cristo, también nos permite reconocer en este contexto nuestra responsabilidad personal. Juan escribe en su primer carta, que seremos semejantes a Jesús, a quien el Padre otorgó el poder y la gloria divina:

“Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro” (1 Juan 3:2-3)

.En estos versículos, cuando Juan dice: “…aún no se ha manifestado lo que hemos de ser…” vuelve a revelarse el carácter misterioso de la esperanza celestial en Cristo Jesús. Pero una cosa pudo decir con seguridad: “seremos semejantes a él”.

Al darnos una apreciación de esta inimaginable gloria, también nos recuerda los requisitos que deberemos cumplir, es decir purificarnos a nosotros mismos así como él es puro. El propio Señor Jesús debe ser nuestro modelo en nuestra vida de fe. Este camino sin embargo ya no es un misterio. Que la esperanza de esta gloria, que sobrepasa toda imaginación humana, nos estimule a hacer todo lo posible para que finalmente obtengamos esta tremenda herencia celestial.

En el libro del profeta Isaías encontramos el siguiente versículo:

“Tus muertos vivirán; sus cadáveres resucitarán. ¡Despertad y cantad, moradores del polvo! Porque tu rocío es cual rocío de hortalizas -orot-, y la tierra dará sus muertos” (26:19).

Y si bien la mayoría de los comentaristas clásicos se inclinan por explicar la palabra hebrea orot como hortalizas, en el Talmud (Tratado de Ketuvot 111b) se la apega a la raíz de la palabra luz, or, y se determina de modo contundente: “Todo el que ha tomado durante su vida de la luz del Mesías, la luz  lo revivirá; y todo el que no tomó de la luz del Mesías, ésta luz no lo resucitará”.

La pregunta.

Los primeros creyentes ya se hacían esta pregunta: ¿Con qué cuerpo resucitarán los muertos? La resurrección era una doctrina muy antigua, tal es así que incluso el patriarca Job estaba muy conciente de esa realidad. Pero lo que no sabían era cómo habría de ser ese cuerpo.Solamente en el Nuevo Testamento encontramos luz suficiente para comprender esta doctrina. Dice en 1Ts.4: 16 “El Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero, luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor”.

“pero dirá alguno: ¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán?  (1 Corintios 15:35)

Es en ese momento maravilloso que habremos de recibir un cuerpo de gloria. Los muertos en Cristo y los que estemos vivos en ese día majestuoso, en un abrir y cerrar de ojos, nuestros cuerpos serán transformados.

Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará° sobre el polvo,
Y después de deshecha esta mi piel, En mi carne he de ver a Dios, (Job 19:25 y 26)

Job hace una referencia profética cuando dice que su redentor vive la palabra en hebreo e “Gali” y significa , cercano, comprar, defensor, libertar, librar, pariente, redentor, redimido, redimir, reposar, rescatar, rescate, vengador. La resurrección de ese redentor es que el se levantara “sobre” el polvo, es decir vencerá a la muerte, nos lleva a nuestra propia resurrección y transformación en la cual podemos ver a Dios con toda su Gloria.



Categorías:estudios

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