Capitulo 2 “mas allá del rio Quebar”

…los cielos se abrieron y vi visiones de Dios.

               ( Ezequiel 1.1)

El libro de Ezequiel

Imaginemos por un momento que somos completamente planos y que vivimos en un mundo plano, haciendo nuestras cosas planas en un mundo de dos dimensiones ancho y largo pero no alto. Como habitantes del mundo plano conocemos los movimientos de izquierda y derecha, adelante y atrás, pero nunca hemos oído hablar de arriba y abajo.

Sigamos imaginando, de repente aparece una criatura tridimensional, que puede ver al ser plano y en un gesto interdimensional le dice:

-¡Hola! ¿como estas? soy un visitante de la tercera dimensión.-

La criatura plana no puede ver nada solo puede oír una voz como saliendo de su interior, desde ese momento empieza a preocuparse de su salud mental. La criatura tridimensional se siente triste porque se considera una aberración sicológica e intenta acercarse lo máximo posible al lugar donde habita la criatura plana. Al entrar en contacto donde vive la criatura plana, esta solo puede ver una mínima parte de la criatura tridimensional y no comprende nada de lo que está pasando.

Entonces la criatura tridimensional no contenta con la situación lanza la criatura plana de abajo hacia arriba. Ahora la criatura plana empieza a revolotear en el aire, en un principio se siente confusa, pero se da cuenta que ahora tiene otra perspectiva de la realidad. Puede ver desde arriba su mundo plano y puede ver a la criatura tridimensional algo que nadie había conseguido anteriormente.

La criatura plana desciende lentamente a su mundo plano, las demás criaturas planas le ven aparecer de repente y le preguntan:

-¿Que te ha ocurrido?.-

– Pues….estaba en otra dimensión mística llamada arriba.-

Las demás criaturas planas le dan unas palmaditas en su plana espalda como gesto de solidaridad.

– Bien, cuéntanos ¿qué has visto?.-

La criatura plana es incapaz de describir lo que ha visto, lo único que puede hacer es utilizando su imaginación y lo que ya conoce de su mundo  plano, es describir lo que ha visto en su viaje interdimensional.

“El Hijo del hombre” (1) vive y percibe desde una perspectiva de tres dimensiones.

Somos como una caja con cinco orificios, que son los cincos sentidos, estos interpretan y filtran la realidad conforme al “programa” que tenemos establecido dentro de nosotros. Esta percepción de la realidad es limitada y solo admite un deseo, el deseo de recibir, que nos hace seres egoístas.

Si logramos salir de la caja entonces podríamos ver las cosas de otra manera, veríamos un “programa” diferente que esta fuera de la caja, una fuerza de amor que está detrás de toda la naturaleza y de toda existencia.

Pablo escribe en su carta a lo Efesios:

 Seáis capaces de comprender con todos los santos cuál es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad.

Y  de conocer el amor de Cristo que sobrepasa el conocimiento, para que seáis llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios.  (Efesios 3:18-19)

Los conocimientos de Pablo sobre las dimensiones no tienen nada que envidiar a los científicos modernos que cuentan con métodos de investigación mucho más avanzadas que las que tenía Pablo en su época. Pero aparte de las dimensiones que menciona Pablo, hay una más alta y mística que esta fuera de nuestra caja, el amor de Cristo, es el “programa” de Dios que sobrepasa todo conocimiento  de nuestra percepción limitada y filtrada. La mística (del verbo griego myein, “encerrar”, de donde mystikós, “cerrado, arcano o misterioso”) designaría un tipo de experiencia muy difícil de alcanzar en que se llega al grado máximo de unión del alma humana a lo Divino durante la existencia.

El misticismo es un estado mucho más avanzado a la religión y al conocimiento. Al sentir el hombre un apego respecto al mundo que habita, se desarrolla un sentimiento religioso en el que Dios se percibe como algo alejado, al otro lado del abismo que separa lo divino de lo humano.

La experiencia mística acerca al hombre a Dios en unidad y amor, sobrepasando los límites de la religión y el conocimiento humano.

Al profeta Ezequiel se le abren los cielos, es decir puede entrar y ver una dimisión espiritual normalmente cerrada para el “hijo del hombre”. Una experiencia sobrenatural, mística, por la cual el profeta puede ver en visiones, un cuadro del Trono de Dios y del Reino de los Cielos, con todas sus huestes y séquitos más importantes.

Comienza la visión de Ezequiel:

……y vi visiones de Dios.   (Ezequiel 1.1).

La palabra visiones es traducida del hebreo marot y tiene otra acepción en hebreo también significa “espejo”.

En el Talmud (2), se comenta que entre los profetas hay quien capta a Dios detrás de muchas separaciones, y hay quien lo capta detrás de pocas, todo según la cercanía con Dios que tengan y el nivel de profecía que posean.  Incluso se ha declarado en el tratado (Babli-Yebamot 49b) que Moisés captó a Dios detrás de una sola separación que era clara, es decir: transparente; así se cita:

“Observó en una Aspaklaria (vidriera) que ilumina los ojos”. Esta Aspaklaria es el nombre de un espejo hecho de un material transparente, como el cristal y el vidrio. Según el nivel de profecía alcanzado por el profeta (3), esta Aspaklaria era más o menos clara.

Pablo como buen rabino conocía esta enseñanza y dice:

“Ahora vemos por espejo (Aspaklaria), en oscuridad; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; mas entonces conoceré como soy conocido.”   (I, Corintios, 13, 12)

La similitud del libro de Ezequiel y Apocalipsis de Juan resulta asombrosa. Lo vemos en el siguiente versículo:

Después de esto miré, y vi una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que yo había oído, como sonido de trompeta que hablaba conmigo, decía: Sube acá y te mostraré las cosas que deben suceder después de éstas.  ( Apocalipsis 4:1)

En libro de Apocalipsis Juan utiliza el verbo “miré” al igual que Ezequiel, no se trata del simple hecho de ver es la misma palabra que se utiliza para visión, podríamos deducir que el sentido de mirar se refiere a que está viendo con ojos espirituales. Todo el mundo puede ver con sus ojos, pero no todo el mundo puede mirar con sus ojos espirituales.

Jesús aconseja simbólicamente de proveernos de un colirio que pueda abrir los ojos a una dimensión de  profética e espiritual más elevada:

… y colirio para ungir tus ojos para que puedas ver.

Volvamos a visión de Ezequiel:

Miré, y he aquí que un viento huracanado venía del norte, una gran nube con fuego fulgurante y un resplandor a su alrededor, y en su centro, algo como metal refulgente en medio del fuego. ( Ezequiel 1:4).

Aquí entramos en la visión en su manifestación más gloriosa e intensa. Las manifestaciones no son diferentes a otras teofanías siguiendo el mismo patrón en todas ellas. El viento huracanado, recio, la nube con fuego que normalmente es la señal de que la Shejiná (4) se acerca, es la presencia de Dios que se manifiesta como una irradiación luminosa singular y distintiva que afecta de modo particular el espíritu del que la percibe.

Miré, y he aquí que un viento huracanado venía del norte…….

El viento normalmente es traducido como “ruaj” en este caso el viento que menciona Ezequiel y acompaña a la palabra “ruaj”, es una característica para describir el tipo de viento y se usa la palabra hebrea “tsafon” que significa norte pero también tenebroso, oscuro, oculto,  y desconocido. Es un viento que en un principio, es aterrador, tenebroso, por un momento Ezequiel quiere salir huyendo pero ni siquiera puede moverse. Es la antesala de la visión del Trono y la Gloria de Dios, es el principio que anuncia la manifestación sobrenatural del Reino de Dios y su sequito más cercano, de su presencia o de  grandes milagros.

En el mar rojo (5) también soplo un fuerte viento:

Extendió Moisés su mano sobre el mar; y el SEÑOR, por medio de un fuerte viento solano que sopló toda la noche, hizo que el mar retrocediera; y cambió el mar en tierra seca, y fueron divididas las aguas.     (Éxodo 14:21)

El viento soplo toda la noche, Dios no tenía ninguna prisa y los hijos de Israel  vieron todo el proceso. Estamos acostumbrados a creer que Dios abrió el mar rojo en un momento, quizá influenciados por el cine o por no leer con detalle las escrituras, pero Dios hace el milagro y el pueblo lo ve con todos los detalles para que se recuerde todo el proceso.

Los Padres y los hijos fueron testigos  de lo que estaba ocurriendo, pero la diferencia aquí es que fue un milagro que pudieron ver todos con todo detalle. Esto me recuerda a cuando una noche de fuegos artificiales, donde vas viendo las diferentes formas, colores, fijándote con asombro en los detalles a cual más espectacular. Pero esto no eran simples fuegos de artificio era algo sobrenatural y no solo era exclusivo para algunos profetas, fue un milagro presenciado a nivel nacional, a todo un pueblo.

El Faraón Egipcio también entró al cauce del mar. Cuando todos los egipcios hubieron entrado al cauce del mar, Dios ordenó a Moisés extender su mano para que el agua fluyera una vez más para ahogar a los egipcios.

En el día de Pentecostés es interesante que la primera señal de lo que iba a suceder en aquel lugar aparece el viento fuerte o impetuoso:

Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos juntos en un mismo lugar.  De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso que llenó toda la casa donde estaban sentados,   y se les aparecieron lenguas como de fuego que, repartiéndose, se posaron sobre cada uno de ellos.  Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba habilidad para expresarse  (Hechos 2:1-4).

Hay una relación muy interesante entre Pentecostés y Shavuot  o fiesta de las semanas, de hecho el origen es el mismo. Pentecostés (Shavuot) se celebra la revelación de Dios en el Monte Sinaí.

Pentecostés culmina con la cuenta del omer a los cincuenta días que debe hacerse el día después del sábado semanal durante la Pascua, los creyentes en Jesús están saliendo también de Egipto, una figura el sistema del mundo y sus caminos de maldad y se dirigen al desierto, en el Monte Sinaí Dios se revelaría por siempre, en una nueva forma más poderosa.

La palabra fiesta es traducida de la palabra hebrea “moed”, como está escrito: “Habla a los hijos de Israel, y diles: las fiestas solemnes “moed” de Yawe…”. La palabra “moed” significa “una cita, un tiempo señalado, un ciclo o año, una asamblea, un tiempo determinado, un tiempo preciso”.

Al entender el significado hebreo de la palabra fiesta, podemos ver que Dios está precisando “un tiempo determinado o un tiempo señalado” en el cual El está haciendo una cita con la humanidad para cumplir ciertos aspectos de la redención.

Por eso el advenimiento del Espíritu Santo y la entrega de la Torah en el monte Sinaí están dentro de un tiempo señalado. Algunos detalles comparados así no lo indican, cincuenta días desde la pascua, en el Sinaí los mandamientos escritos en tablas de piedra, en el aposento alto escritos en los corazones. En el Sinaí tres mil murieron, en el aposento alto tres mil vivieron, y en el Sinaí era la letra de la Torah y en el aposento alto fue el Espíritu de la Tora

Volviendo al libro de Ezequiel:

…….una gran nube con fuego fulgurante y un resplandor a su alrededor……….

Las nubes de Gloria siempre aparecen como una manifestación de la Shekina es la materialización visible o palpable de la presencia de Dios.Gloria en hebreo Kabod (6), se usa en relación a Dios, se está queriendo indicar cualquier manifestación de Dios en el mundo que ha sido percibida. Todo esto viene acompañado de un resplandor o brillo, el cual el profeta lo compara con el fuego. Es difícil de describir todo esto si no se lo compara con cosas conocidas, la visión resulta indescriptible para un “hijo del Hombre”, de todas formas la imaginación del profeta puede motivarnos a estimular nuestra imaginación.

Al mismo tiempo la biblia no ayuda a tener una visión de Dios usando el antroformismo, es decir nos presenta a Dios como si tuviera cuerpo. Las expresiones mano de Dios, ojo de Dios, brazo fuerte, etc.

Este modo es un sistema pedagógico que usa las escrituras para presentar atributos o cualidades de Dios, pero sabemos que Dios es Espíritu y no se parece a nada creado en la tierra. Si yo digo la expresión: “me siento como pez en el agua” evidentemente no soy un pez, pero indica mi estado o situación en ese momento.

Dios dice “la tierra es el estrado de mis pies”, es decir los pies es lo que a duras penas podemos percibir de una realidad espiritual más elevada, grande y gloriosa.

En el libro El Midrash (7) Dice, escrito por el Rabino Moshe Weissman, el autor describe este momento:

“ Era Shabat de mañana, el seis de Siván, de 2448. Har Sinai (Monte de Sinaí) estaba estremecido de excitación ante el trascendental evento a punto de tener lugar sobre él. Todas las montañas estaban en un estado de agitación junto con él hasta que Hashem les hizo recobrar la calma”.

“Cuando Hashem descendió sobre el monte Sinaí en un estallido de fuego, rodeado por una multitud de 22000 ángeles, la tierra se estremeció, hubo tronar y relampagueo”.

 “Los Hijos Israel oyeron el sonido de un shofar  tomándose continuamente más fuerte creciendo en intensidad hasta que alcanzó el más grande volumen que las personas podían soportar con posibilidad. El fuego del monte Sinaí se elevó hasta los mismos cielos, y la montaña humeó como una caldera. El pueblo tembló de miedo”.

Continúa diciendo el midrash:

“Una espesa Nube envolvió la montaña. Hashem inclinó los cielos hasta que ellos alcanzaron monte Sinaí y Su  Trono celestial  descendió sobre la montaña”.

No hay duda que Dios se manifestó a Ezequiel con toda su Gloria. Esto se conoce como teofanía. Todo esto nos confirma que si conocemos y vemos su gloria como un espejo tendremos su misma imagen y su imagen en nosotros producirá un peso estable en nosotros, tanto en nuestro carácter como en nuestro ser interior.

Una teofanía es una manifestación (como una aparición visible) de Dios a seres humanos. Se llama teofanía, (del griego theos= Dios, y faino = aparecer, manifestación) las apariciones de Dios o de seres angélicos que se nos narran con frecuencia en el antiguo y en el nuevo testamento. A menudo los relatos teofánicos presentan la escena con riqueza de detalles descriptivos, poniéndola preferentemente en lo alto de un monte o enmarcándola en una nube o una columna de fuego

La  nube  también  aparece en el  libro de hechos,  y  en  otras manifestaciones  no cambian, pueden variar algo la forma de describirlas pero básicamente podemos apreciar que Dios es el mismo, sus teofanías siguen un patrón en todas ellas.

Después de haber dicho estas cosas, fue elevado mientras ellos miraban, y una nube le recibió y le ocultó de sus ojos. Y estando mirando fijamente al cielo mientras El ascendía, aconteció que se presentaron junto a ellos dos varones en vestiduras blancas, que les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, vendrá de la misma manera, tal como le habéis visto ir al cielo. (Hechos 1:9-11)

 Regresemos a la visión de Ezequiel:

 ……y en su centro, algo como metal refulgente en medio del fuego.

Aquí parece una de la palabras más misteriosas del libro, “metal refulgente” es traducido de la palabra “Jashmal” aparece en el primer capítulo del Libro de Ezequiel como parte de la visión del profeta. La palabra jashmal puede considerarse compuesta por las palabras jash (silencio) y mal (cortar o hablar). Es un tipo de luz y energía espiritual que se origina en la unicidad Divina que trasciende tiempo y espacio, la experiencia de la “suave voz silenciosa” oída por el profeta Elías.

Jashmal se traduce a menudo como el “electrón” o el “color del ámbar”, no era sólo un color sino una energía, y por cierto, el hebreo moderno lo traduce como “electricidad.

La idea de la palabra en el silencio es ilustrada en la vida de otro profeta, Elías. Huyendo de la ira del Rey Ajab y su esposa Jezabel, Elías llegó al desierto del Sinaí. Fue allí que tuvo un encuentro con Dios, descripto en un inolvidable pasaje del Libro de los Reyes:

 Entonces El dijo: Sal y ponte en el monte delante del SEÑOR. Y He aquí que el SEÑOR pasaba. Y un grande y poderoso viento Destrozaba los montes y quebraba las peñas delante del SEÑOR; pero el SEÑOR no estaba en el viento. Después del viento, un terremoto; pero el SEÑOR no estaba en el terremoto. Después del terremoto, un fuego; pero el SEÑOR no estaba en El fuego. Y después del fuego, el susurro de una brisa apacible.  (Reyes 19:11 al 12

Esta voz “silenciosa” es la manera en que Dios le habla a cada persona, de acuerdo a la preparación que tenga para escuchar su mensaje personal.

La experiencia de Elías con la voz suave y silenciosa de Dios ocurrió en el desierto, un lugar donde Dios, en muchas ocasiones, Este es el lugar donde el profeta se enfrenta por primera vez con la tarea que tiene por delante.

El desierto representa el espacio mental donde la espiritualidad, aletargada dentro de cada uno de nosotros, tiene la oportunidad de crecer a pesar del entorno.

Allí se encuentra una atmósfera natural de separación y aislamiento, que brinda espacio para la contemplación y la meditación, el silencio necesario para escuchar la palabra.

El desierto es un buen lugar para que Dios revele su palabra y el hombre escuche su voz, primero para sí mismo, después por medio del profeta sea el pueblo quien escuche. Por eso no es casualidad que la palabra hebrea para desierto es “midbar”, que significa el lugar de la palabra, lugar del “dabar”.

Ezequiel al estar exiliado y desterrado en Kebar se podía sentir en un desierto, un espacio vacío en su actividad cotidiana como sacerdote, buen momento en su alma donde poder escuchar la voz de Dios.

El hombre moderno creyente no tiene tiempo para crear el ambiente necesario para escuchar la voz de Dios.  La frase que repite como una excusa patológica, “no tengo tiempo” pero el tiempo no se tiene se crea. Un músico crea la melodía, estableciendo, sincronizando el ritmo y las notas al tiempo.

Akiva Tatz en su libro “vivir inspirado” dice:

“Contar los días, crear el tiempo. No debemos sufrir pasivamente el tiempo; debemos construir nuestras vidas de tal modo que provoquemos que el tiempo se haga real. Atravesar pasivamente el tiempo deja que el tiempo disuelva inexorablemente la vida. Construir la vida mediante la construcción consciente y activa de sus elementos en la santidad y en el deseo de Dios, provoca que el tiempo trascienda hacia la eternidad, y que nosotros nos hagamos parte de esa sublime melodía”.

La idea de trascendencia o eternidad ha sido puesta en nuestros corazones, está preparada para que forme parte nuestro deseo, pero permanece latente, desactivada o siendo dirigida a objetivos equivocados.

La palabra eternidad en hebreo es “Olam” y significa eternidad entre otras acepciones muy interesantes, tiempo fuera de esta  dimensión o fuera de nuestros cinco sentidos.

Salomón lo explica claramente:

 El ha hecho todo apropiado a su tiempo. También ha puesto la eternidad (olam) en sus corazones, sin embargo el hombre no descubre la obra que Dios ha hecho desde el principio y hasta el fin.                                             (Eclesiastés 3:11)

 Salomón menciona dos tiempos, el ahora, este tiempo, un tiempo que no trasciende y el tiempo que trasciende para eternidad, el problema es descubrir o discernir cual es el tiempo en que debemos enfocar nuestras vidas.

Hay un tiempo señalado bajo el sol que es vanidad, un tiempo en el que se mueven nuestros sentidos, pero hay un tiempo que está por encima, trascendente y eterno.

Nota: (1) El uso de Hijo de Hombre es traducido de hebreo como  “ben Adam” para denotar la condición humana en este caso del profeta Ezequiel.

Nota: (2) El Talmud (התלמוד) es una obra que recoge las discusiones rabínicas sobre leyes judías, tradiciones, costumbres, leyendas e historias. El Talmud se caracteriza por preservar la multiplicidad de opiniones a través de un estilo de escritura asociativo, mayormente en forma de preguntas, .El judaísmo considera al Talmud la tradición oral, mientras que la Torá (el Pentateuco) es considerada como tradición escrita. El Talmud extiende, explica y complementa al Tanaj, pero no puede, por definición, contradecir a la Torá (pentateuco).

Nota: (3) Profecía: en español el término proviene de las voces griegas “pro” antes y “faino” mostrar, en el sentido de enseñar o hacer ver. Al parecer la carencia de un vocablo, en las lenguas profanas, adecuado para verter el nivel de relación entre el hombre y Dios en el Antiguo Testamento, llevó a identificar al profeta como alguien que enseña o muestra algo que ha de acontecer. En el sentido Bíblico el profeta es el portador de una palabra de parte de Dios, la palabra en hebreo es “nabi” que viene de la palabra “nib”  que significa labios.

Nota: (4) Shekhiná (שכינה – es la palabra en español para la traducción del hebreo que significa la gloria o radiancia de Dios, presencia de Dios. Es derivado del verbo Hebreo ‘sakan’  que significa morar o residir, y se usa para denotar la habitación o morada de Dios, especialmente en el Templo de Jerusalén. La traducción hebrea de Tabernáculo, mishcán, se deriva de la mencionada raíz Shakan.

 Nota: (5) Mar rojo en hebreo se dice “ iam suf” que significa mar del final, en un sentido, el pueblo de Israel creía que aquello era el final, pero lo que para el pueblo de Israel era un final, para Dios es un principio.

Nota: (6) La palabra gloria en el original hebreo es Kabod que significa:  sustancial o pesado, honor, glorioso, esplendor, reputación, dignidad y excelencia. El es único y no hay otro como EL.

Nota: (7) Midrash “explicación”, es un término hebreo que designa un método de exégesis de un texto bíblico, dirigido al estudio o investigación que facilite la comprensión de la Torá. Proviene etimológicamente del verbo hebreo darâsh, que significa «buscar, investigar, estudiar»

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1 respuesta


  1. Muy interesante, favor de seguir con sus publicaciones. Gracias

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