Las posturas filosóficas sobre la creación eran de lo mas corrientes ya en esa época , a pesar de estas posturas que son más filosóficas que científicas, lo cierto es que cuanto más se profundiza en el estudio de los múltiples detalles físicos que hay en el cosmos, más difícil resulta explicar cómo empezó a existir sin la acción sobrenatural de un Dios Creador. Cualquier respuesta que se dé a la pregunta acerca de cómo se creó el universo, necesita un marco de referencia que está más allá de las posibilidades de la propia ciencia. Tales afirmaciones son imposibles de contrastar en la realidad. La creación no puede reproducirse en ningún laboratorio del mundo. La estructura de la ciencia y de las leyes físicas que rigen el cosmos se originaron en el acto mismo de la creación. Es evidente que si las predicciones que se hacen no se pueden comprobar, entonces no se está siguiendo propiamente el método científico. Y, por tanto, todo lo que se diga al respecto, incluso aunque tenga consistencia matemática, sale del ámbito de la ciencia y entra en el terreno de la más pura especulación.
Las primeras palabras del Génesis, están llenas de solemne majestad, sin adornos, sin fantasías inútiles, e impresionan justamente por esto. Solamente Elohim existía en aquel tiempo, con su omnipotencia y su voluntad de crear el mundo. Este concepto tan elevado de la realidad y del pensamiento humano, está expresado de una manera tan simple y sin ningún esclarecimiento sobre el hecho maravilloso de la Creación. Los primeros capítulos del Génesis encierran en sí los profundos misterios y principios de la Creación, tal como fueron revelados en en la tora /pentateuco. Además resulta inútil considerar el significado literal o aparente de estos capítulos. El verdadero sentido es mucho más profundo.
22 Entonces Pablo, puesto en pie en medio del Areópago, dijo: Varones atenienses, en todo observo que sois muy religiosos;
¿Quien no es religioso?
Mi pregunta es ¿y quien no es religioso?….La religión es parte de la vida de las personas, es una tendencia del subconsciente En algunos países el fútbol ha llegado a ser casi una nueva religión. Mucha gente ha sustituido sus tradicionales lugares de culto y ahora asisten a los estadios para apoyar a su equipo con fervor. Su devoción incluye venerar a sus héroes futbolísticos, esperar horas para conseguir fotos o autógrafos, enfrentarse de forma pasional con quien menosprecie a su equipo, etc. En Argentina, incluso existe una parodia de religión alrededor del futbolista Diego Armando Maradona conocida como Iglesia Maradoniana.
Los partidos políticos establecen su religión, sus cantos, su forma de hablar, su culto al líder, su himnos, la adoración a los famosos puede llegar a cambiar la historia para hacer de sus héroes un mito, se entra en un sistema cultural de comportamientos y prácticas, cosmovisiones, ética y organización social, que relaciona la humanidad a una categoría existencial capaz de llevar al individuo a una transformación total como dijo Jung:
Es sorprendente la transformación que se opera en el carácter de un individuo al irrumpir en él las fuerzas colectivas. Un ser humano afable y sensato puede tornarse un maníaco o una bestia salvaje. Propendemos en todos los casos a inculpar a las circunstancias exteriores, mas nada explota en nosotros que no existiese de antemano.
Jung, Psicología y religión
Las imágenes son un tipo de símbolo. Desde el pasado inmemorial, los hombres han hecho uso en sus actividades cultuales de figuras, estatuas o cualquier otro objeto para retener a dios y asi garantizar su presencia. En las grandes civilizaciones del Antiguo Oriente,Grecia, Egipto y Mesopotamia, el culto a las imágenes tuvo un rol central.
25 ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas.
En el plano físico, el hombre es indistinguible de los animales.
El hombre comparte los procesos fisiológicos y químicos con los animales y, en el aspecto físico, es indistinguible de ellos. Por eso decimos que el hombre tiene un ‘alma animal’ (néfesh behemit) que está contenida en la sangre, vale decir, en los procesos fisiológicos y químicos. Respecto a esta alma, la Torá dice: “La fuerza de vida de la carne está en la sangre” (Levítico 17:11).
Dado que el alma animal es lo que aleja al hombre de lo espiritual, esto se llama iétzer hará ‘el impulso hacia el mal’. Sin embargo, además de su ser material, el hombre posee un alma que es única entre las creaciones de Dios. Al describir la creación de Adam, en génesis dice:
“Dios formó al hombre del polvo de la tierra, e insufló en sus fosas nasales un hálito de vida (nishmat jaim). El hombre se convirtió [por lo tanto] en una criatura viviente (néfesh jaiá)” (Génesis 2:7).
Las escrituras nos está enseñando que el alma humana vino directamente de la esencia más íntima de Dios, de la misma forma en que un aliento emana desde los pulmones y la cavidad pectoral de una persona. Por otro lado, el resto de la creación fue creada con el habla, lo cual es un nivel más bajo porque tal como las ondas sonoras son generadas por la persona pero no contienen aire de sus pulmones, asimismo el resto de la creación emana del Poder de Dios pero no de Su Esencia.
Dios exhalando un alma puede ser comparado a un soplador de vidrio formando una vasija. El aliento (la neshamá) deja primero sus labios, viaja en forma de viento y finalmente descansa (néfesh) en la vasija. De los tres niveles del alma, neshamá es el más elevado y el más cercano a Dios, mientras que néfesh es el aspecto del alma que reside en el cuerpo. El rúaj (espirtu) está ubicado entre los dos, atando al hombre con su fuente espiritual. Por eso la inspiración divina es llamada rúaj hakódesh (Espíritu Santo) en hebreo.
(continuara)
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