Usar la palabra naturaleza es entender que todo lo que existe está de una forma espontánea, por azar o de forma casual, en contra y diferenciada de todo lo sobrenatural, que explica que lo que podemos ver y entender todo lo existente de una forma física. Natura es la traducción latina de la palabra griega physis (φύσις), que en su significado original hacía referencia a la forma innata en la que crecen espontáneamente plantas y animales.
Porque las cosas invisibles de Él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, entendiéndose por medio de las cosas hechas, de modo que son inexcusables. (Romanos 1:20)
El concepto de naturaleza da entender que todo existe sin llegar a la causas mas profundas, descubre, etiqueta y cataloga la realidad física de todas las cosas. A veces acertadamente y otras veces con teorías que conforme se van renovando, y que también se quedan caducas.
La creación y el mundo son exactamente paralelos entre sí. La palabra de Dios es el núcleo espiritual, y el mundo es su expresión física. Sólo podemos obtener acceso al mundo espiritual por medio de la máscara de lo físico. El mundo de la naturaleza oculta lo espiritual. Lo logra aparentando que es autosuficiente, avanzando en forma confiable a lo largo del mismo carril con una previsibilidad reconfortante. La diferencia entre la naturaleza y el milagro es que lo milagroso rompe el patrón esperado.
Estamos adormecidos hacia la insensibilidad por la rutina de la naturaleza; damos por supuesto aquello con lo que estamos familiarizados. El vocablo hebreo para designar a la naturaleza es teva, cuya raíz significa “ahogar”. Si el mundo natural de causa y efecto no es estudiado de forma cuidadosa y perceptiva para descubrir sus pistas acerca sus fondos, ahoga la conciencia de lo espiritual. La elección queda enteramente a cargo del observador: podemos mirar el mundo con los ojos cansados de la costumbre y solamente percibir lo mecánico, aquello que ahoga al espíritu, o podemos mirarlo con ojos de asombro y percibir la imagen de una realidad superior.
Dios no tenía absolutamente ninguna necesidad de crear el mundo, ya que Dios mismo es la perfección absoluta y no tiene necesidad de nada, ni siquiera de la creación. Cuando El creó el mundo, llevó a cabo el acto más perfecto de altruismo y amor. Dios no tiene necesidades, y por ello, no hay nada en El que la creación pudiera satisfacer. Por lo tanto, fue el acto más perfecto posible de misericordia.
Las misericordias de YHVH cantaré perpetuamente, De generación en generación haré notoria tu fidelidad con mi boca; Porque dije: La misericordia será edificada para siempre, En los cielos mismos establecerás tu verdad. (Salmo 89:1 y 2)
Por lo tanto, aún antes de la creación, Dios sabia acerca de la humanidad; y en el momento en que supo del hombre, tuvo misericordia de él. Fue esta misericordia de generaciones que aún no nacían lo que llevó a Dios a crear el universo. Dios vió a la gente buena de cada generación, y Su misericordia para con ellos sirvió como enfoque de la creación. Dios percibió los hechos de los justos antes de crear el mundo.
Y es que nada, absolutamente nada ni en la creación , ni en tu vida es “natural”.
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