En busca de la unidad

“Mas no ruego sólo por estos, sino también por los que han de creer en mi por la palabra de ellos, para que todos sean uno. Como tu, oh Padre, estas en mi y yo en ti, que también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tu me enviaste” (Juan 17:20-21, LBLA).

¿Por qué necesitamos Unidad en nuestras Vidas?

Todo nuestro ser  nos impulsa hacia la unidad. Necesitamos una simetría en todo nuestro ser y todos lo que nos rodea Todos estamos constantemente buscando la relación entre los distintos objetos y fuerzas que nos rodean, tratando de darle sentido a sus relaciones. Cuando no podemos hacerlo, cuando no podemos lograr la simetría o el orden, nos sentimos confusos e intranquilos.

Lo que realmente anhelamos es crear el orden a partir del desorden, obtener conocimiento de las fuerzas que nos conducen y determinan todo movimiento y conducta. ¿Pero por qué nos atrae tanto la unidad y nos perturba tanto el caos?

Porque todas las diferentes criaturas y fuerzas del universo fueron creadas por un Dios. En consecuencia el elemento subyacente de nuestro mundo es una unidad comprensiva singular, una unidad abrasadora y sin huecos. De modo que aun cuando vemos desunión en la superficie, a nuestro alrededor podemos sentir una unidad interior, y nuestras almas tienden a ella. Una flor, un tallo, y una hoja pueden parecer muy diferentes, pero no hay dudas de que todos forman parte de la misma planta. De hecho, su existencia misma es posible sólo en tanto están unificados.

En busca de la unidad

La vida misma es en realidad una busca de unidad. Un científico trata de descubrir las leyes unificadas que gobiernan las fuerzas aparentemente diversas de la naturaleza. La teoría del todo, también conocida como teoría unificada, fue el sueño que Einstein nunca pudo cumplir. Consiste en una teoría definitiva, una ecuación única que explique todos los fenómenos físicos conocidos y dé respuesta a las preguntas fundamentales del Universo. Esa teoría unificaría la mecánica cuántica y la relatividad general, dos conocimientos aceptados pero que describen el Cosmos de forma muy diferente. El sueño  es  probar que solo hay una fuerza fundamental en la naturaleza o mejor dicho en la creación.

Un psicólogo trata de rastrear la miríada de elementos de la conducta humana externa hasta unas pocas necesidades subyacentes internas a la psiquis humana. Un ingeniero combina miles de piezas individuales para formar una máquina única. Pero todas estas formas de busca de la unidad son en realidad medios para un fin más alto: la busca de Dios y la máxima unidad.

Nuestra propia busqueda personal de unidad está dirigida hacia este mismo fin más alto. Hemos sido cargados con la responsabilidad de tomar todos los elementos de nuestro mundo material (nuestras familias, nuestro trabajo, nuestras preocupaciones cotidianas) y dirigirlos hacia Dios, el único verdadero elemento unificador tanto dentro como fuera de nosotros mismos. Para descubrir la unidad y el sentido en nuestras propias vidas, debemos primero entender la unidad de Dios; y buscando a Dios, y al alma dentro de nuestros cuerpos físicos, empezamos a darle sentido a los millones de hebras que conforman el hermoso tapiz de la vida. Este reconocimiento realza inconmensurablemente nuestras vidas, pues le da un sentido profundo a cada acción y pensamiento.

Es por eso que anhelamos la unidad, y por qué debemos buscarla. Estamos destinados a unificar nuestro todo nuestro ser, nuestros pensamientos y nuestras acciones, nuestra fe y nuestra razón. Llevar una vida unificada significa llevar una vida de armonía, una vida en la que hemos introducido a Dios en todos y cada uno de sus momentos.

(continuara)



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