Los oscuros caminos de Amalec 7ª parte “El lado oscuro de Karl Marx”


Es un resumen basad en un escrito de Richard Wurmbrand

Hasta ahora en esta serie de estudios hemos tocado temas oscuros, que afectan a lo personal y también a generaciones a lo largo de la historia de la humanidad. Se puede decir que cualquier consecuencia de lo que ocurre en la historia de la humanidad tiene un origen espiritual, las escrituras nos dan a entender que primero fue creado lo espiritual y después lo material. Dice Pablo en Romanos:

Porque las cosas invisibles de Él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, entendiéndose por medio de las cosas hechas, de modo que son inexcusables. (Rom 1:20)

Entonces podemos entender que nos vemos afectados por cosas invisibles, no palpables , aunque nuestra percepción no sea esa, y nos volcamos en buscar consecuencias naturales en todos lo ocurre en el ámbito que afecta el alma humana.

En esta nueva entrega vamos hablar de la otra cara de Karl Marx su legado e influencia ha tenido consecuencias trágicas y horribles que quizá superaron con creces al Nazismo, y otros genocidios con consecuencias trágicas para la humanidad.

Pero como estamos viendo en esta serie todo empieza en  lugares de oscuridad y se extiende como un efecto mariposa. El efecto mariposa es un concepto de la teoría del caos. La idea es que, dadas unas condiciones iniciales de un determinado sistema caótico, la más mínima variación en ellas puede provocar que el sistema evolucione en ciertas formas completamente diferentes, sucediendo así que una pequeña perturbación inicial, mediante un proceso de amplificación, podrá generar un efecto considerablemente grande a corto o mediano plazo de tiempo.

Su nombre proviene de las frases: “el aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo” (proverbio chino) o “el aleteo de las alas de una mariposa puede provocar un Tsunami al otro lado del mundo”, así como también “El simple aleteo de una mariposa puede cambiar el mundo”.

Los principios de Karl Marx.

Antes de convertirse en economista y comunista de renombre, Marx fue un cristiano humanista de origen Judio. En su temprana juventud, Karl Marx fue cristiano. La primera obra escrita se titula La Unión de los Fieles con Cristo. En ella leemos estas hermosas palabras:

“Por medio del amor de Cristo volvemos nuestros corazones al mismo tiempo hacia nuestros hermanos, quienes están interiormente ligados a nosotros y por quienes El se dio a Sí mismo en sacrificio”.

Hoy en día la tercera parte del mundo es marxista. Esa mezcla de cristianismo humanista fue acogida con cierto agrado por los cristianos, más aún, hasta clérigos, algunos en altas posiciones, que están seguros de que mientras que Jesús puede haber tenido las respuestas correctas en cuanto a cómo ir al cielo, Marx tenía las respuestas correctas en cuanto a cómo ayudar a los hambrientos, destituidos y opri­midos de la tierra.

Dicen que Marx era muy humano, que lo dominaba una idea: cómo ayudar a las masas explotadas. Lo que las empobrece, mantenía él, es el capitalismo. Una vez que este sistema corrom­pido es derrocado, tras un período de transición de dictadura del proletariado, surgirá una sociedad en la cual todo el mundo trabajará de acuerdo con sus habilidades, en las fábricas y granjas pertenecientes a la colectividad, y serán recompensados de acuerdo con sus necesidades.

Misteriosamente Marx cambia de opinión de Cristiano a anti religioso.

Marx fue anti-religioso porque la religión obstruye la realización del ideal comunista, consi­derado por él como la única respuesta a los pro­blemas del mundo.

No existirá un estado gobernando sobre el indi­viduo, ni existirán guerras, ni revoluciones: sola­mente una hermandad perpetua y universal.

Para que las masas puedan lograr la felicidad, se necesita ir más allá de la derogación del capita­lismo. Marx escribe:

 “La abolición de la religión como felicidad ilusoria del hombre es un requi­sito para la verdadera felicidad. El llamado al abandono de sus ilusiones con respecto a su condición es un llamado al abandono de una condición que requiere ilusiones. La crítica de la religión es, por lo tanto, la critica de este valle de lágrimas cuyo halo es la religión”.

¿Como puede haber una conversión hacia la  apostasía que cambie a un hombre cien por ciento?. A veces, tras tales inver­siones de pensamiento, las antiguas creencias o descreimientos, se abren paso de nuevo, demostrando que no estaban del todo borradas de las pá­ginas de la mente sino sólo reprimidas en el subconsciente.

Aun en un  libro de economía política como El Capital, en el cual reflexiones sobre la religión son obviamente de poco interés, el maduro y anti-religioso Marx escribió, entera­mente fuera de contexto, “el cristianismo, con su culto del hombre abstracto, especialmente en su desarrollo burgués, (protestantismo, deísmo, etc. ), es la forma de religión más adecuada. Recordemos, Marx comenzó como creyente cristiano.

Cuando terminó la enseñanza superior, lo que sigue fue escrito en su certificado de graduación bajo el título “Conocimientos Religiosos”: “Su conocimiento de la fe y moral cristianas está bastante claro y bien fundado. También tiene cierto conocimiento de la historia de la Iglesia Cristiana”.

La misteriosa desesperación de Marx.

Marx tenía 18 años cuando escribió estos versos. ¿Fueron sólo un desvarío de juventud?. Poco tiempo después escribe:

“He perdido el cielo,

ahora con seguridad.

Mi alma una vez fiel a Dios

ahora va seguramente directa al infierno”

Lo mas inquietante y misterioso es que Marx no se vuelve ateo sino que empieza a emerger como un antireligioso y apostata, con odio terrible a Dios.  Marx pertenecía a una familia de relativamente buena posición. En su niñez no pasó hambre. Estaba mucho mejor que la mayoría de sus compañeros estudiantes. ¿Qué fue lo que produjo este odio terrible contra Dios?

En su poema invocación de un desesperado escribió esto:

“Pues un dios ha arrebatado de mí todo

En la maldición y tormento del destino,

Todos sus mundos idos irrevocablemente

Solamente me resta la venganza.

Construiré mi trono en las alturas,
En una cumbre inmensa y fría.
Por su baluarte – supersticioso espanto.
Por su alguacil – la más negra agonía.

Quien lo mire con ojos sanos,
Regresará mudo, con palidez mortal,
En garras de mortandad ciega y fría.
¡Que su felicidad prepare su tumba!”

 Cuando dice: “construiré mi trono en las alturas” cita el mismo espíritu de Amalec y el alarde de Lucifer en Iasias 14:13)surge con el intento de usurpar el mismo trono de Dios:

porque dijo: Por cuanto una mano fue alzada al trono de YH, YHVH tendrá guerra contra Amalec de generación en generación. (Éxodo 17:16)”

Oulanem

 Esta palabra nos da una pista de donde se estaba metiendo Karl Marx  o su estado anímico. El titulo Oulanem es la perversión del nombre de Emanuel igualmente sagrado para judíos  y cristianos significa “Dios con nosotros”. Pero, ¿por qué desea Marx un trono tal? La respuesta se encuentra en un drama poco conocido que Marx también compuso durante sus años estudiantiles, titulado Oulanem. Para explicar el título necesitamos cierta digresión.

Existe una iglesia de Satanás. Uno de sus ritos es la misa negra, la cual recita a medianoche el sacerdote satanista. Colocan velas negras al revés en el candelabro. El sacerdote se viste con su ornada túnica, pero con el forro hacia afuera. Dice todo lo que se indica en el libro de oraciones, pero leyendo desde el final hacia el principio. Los nombres santos de Dios, Jesús y María, se leen a la inversa. Un crucifijo es colocado boca abajo o es pisoteado. El cuerpo de una mujer desnuda sirve de altar. Una ostia consagrada, robada de alguna iglesia e inscrita con el nombre de “Satanás” es usada en una parodia de la comunión. Durante la misa negra se quema una Biblia. Todos los pre­sentes prometen cometer los siete pecados capi­tales, según son enumerados en los catecismos católicos, y a nunca hacer ningún bien. Tras esto, sigue una orgía.

El drama Oulanem se puede comprender sola­mente a la luz de la extraña confesión que hizo Marx en un poema titulado El Violinista, al cual trataron de restar importancia después tanto él mismo como sus seguidores.

Los vapores infernales suben y llenan la mente,

Hasta que enloquezco y mi corazón es totalmente cambiado.

¿Ves esta espada?
El Príncipe de las Tinieblas Me la vendió.

Para mí marca el compás, y da las señales.
Cada vez con más osadía, toco el baile de la muerte”

La Biblia, que Marx había estudiado en sus años de escuela superior y que conocía muy bien en sus años de madurez, dice que el Diablo será atado por un ángel y echado en el abismo (Apoca­lipsis 20:3). El deseo de Marx es arrastrar a toda la humanidad adentro de este abismo reservado para el Diablo y sus ángeles.

Marx había amado el mundo de Mefistófeles en Fausto; “Todo lo que existe merece ser destruido”. Todo, incluyendo el proletariado y los camaradas. Stalin actuó basado en ellas y destruyó aun a su propia familia y muchos de sus camaradas.

La secta satanista no es materialista. Cree en la vida eterna, Oulanem, la persona por quien habla Marx, no disputa el hecho de la vida eterna. Lo afirmó, pero como una vida de odio magnificado en extremo. Vale la pena hacer notar que eter­nidad para los demonios significa “tormento”. Por eso Jesús fue reprochado por los demonios: “¿Has venido para atormentarnos antes de tiem­po?” (Mateo 8:29).

Marx había tenido convicciones cris­tianas, pero no había llevado una vida com­patible con ellas. La correspondencia con su padre da testimonio de su despilfarro de grandes sumas de dinero en placeres, y de sus constantes querellas con la autoridad paternal sobre éstas y otras cuestiones. Luego puede que haya sucum­bido a las doctrinas ocultitas de la época.

Cuando escribió estas cosas, Marx, genio pre­maturo, contaba dieciocho años. El programa de su vida ya estaba establecido. Ni una palabra sobre servicio a la humanidad, el proletariado o el socialismo. Deseaba traer el mundo a la ruina. Deseaba construirse un trono cuyo baluarte fuera el terror humano.

Mas tarde adoptaría las ideas del socialismo no para repartir con los necesitados, seia como vehiculo de su verdadera intención era dar un puntapié a la religión por eso los soviéticos en sus comienzos adop­taron el refrán, “Echemos a los capitalistas de la tierra y a Dios del Cielo”, no estaban sino cum­pliendo el legado de Marx.

Conexión entre el Comunismo y el Satanismo

Los comunistas tienen el hábito de crearorga­nizaciones pantalla”. Todo lo antedicho es evi­dencia de que los movimientos comunistas sirven de fachadas para el ocultismo satánico. Esto también explica por qué todas las armas políticas, económicas, culturales y militares usadas en contra del comunismo han probado ser tan inefi­cientes. Los medios para combatir el comunismo son espirituales, no carnales. De otro modo, mientras que una organización oscura, como el nazismo, es derrotada, otra se yergue para victorias mayores aún.

Hímmler, el ministro de Interior de la Ale­mania Nazi, se consideraba a sí mismo como la re­encarnación del rey de Inglaterra Enrique el Halconero. Creía posible controlar los poderes del ocultismo para el servicio del ejército Nazi. Muchos líderes Nazis estaban envueltos en magia negra y en filosofías orientales.

Marx, Darwin y otros.

¿Cuál fue la contribución específica de Marx para el plan de Satanás contra la humanidad? Fue muy importante.

La Biblia enseña que Dios creó al hombre en su propia imagen. (Génesis 8:24). Hasta la época de Marx, el hombre continuaba considerándose como “la corona de la creación”. Marx fue el instrumento escogido de por la oscuridad para hacer al hombre perder su auto-estima, su convicción de que proviene de lugares altos y que está supuesto a regresar a ellos. El marxismo es la primera filosofía sistemática y detallada que reduce la noción de hombre. Según Marx, el hombre es primordialmente un ser material, que tiene que ser satisfecho constante­mente. Los intereses  del hombre son de naturaleza económica,  para satis­facer sus necesidades.

Con este propósito entra en relaciones sociales con otros hombres. Esta es la base de la sociedad, lo que Marx llama la infra­estructura. Matrimonio, amor, arte, ciencia, religión, filosofía, cualquier otra necesidad que no sea el materialismo.

No nos asombra que Marx se regocijara tanto al leer el libro de Darwin, otro golpe maestro para hacerle olvidar al hombre su origen y propósito divinos. Darwin dijo que el hombre desciende de los simios y que no tiene otro objetivo que sobre­vivir.

El rey de la naturaleza fue destronado por estos dos. Satanás no pudo destronar a Dios, entonces devaluó al hombre. El hombre es descrito como el siervo de los intestinos, la progenitura de los ani­males.

Más adelante, Freud completó la obra, reduciendo al hombre básicamente a la urgencia sexual, sublimada algunas veces en la política, el arte o la religión. Fue el psicólogo suizo, Carl Gustav Jung quien regresara al concepto bíblico de que la urgencia religiosa es básica en el hombre.

La época de Marx fue una época de incre­mento del ocultismo en muchas esferas de la vida. Fue el período en el cual el poeta francés Baudelaire escribió Las Flores del Mal, proclamándose abiertamente estar del lado de la inmoralidad. El poeta ruso Sologub escribió “Mi Padre es el Diablo.

Marx fue hijo de la misma época que nos diera a Nietzsche (el filósofo favorito de Hitler y Musso­lini), a Max Stirner, el anarquista más extremo y Oscar Wilde, el primer teórico de la libertad para la homosexualidad, que hoy ha encontrado aceptación aun en las denominaciones de algunas Iglesias.

Las fuerzas satánicas prepararon a Rusia para la victoria del marxismo. La época de la revolución fue la época cuando el amor, la bondad y los sentimientos similares se consideraban despreciables y retrógrados. Las muchachas escondían su ino­cencia y los esposos su fidelidad

Marx como estudiante en el Seminario Ortodoxo, tomó de Darwin la impresión de que no somos criaturas de Dios sino el resultado de una evolución en la cual reina una furiosa competencia. El que sobrevive es el más fuerte y cruel. Aprendió que el criterio moral y religioso no juega ningún papel en la naturaleza y que el hombre es tanto parte de la naturaleza como lo es un pez o un mono. Darwin había escrito un libro científico. El resultado final fue la muerte de decenas de millones de inocentes. Se convirtió en el padre espiritual del peor asesino en masa de la historia.

Cuando decimos las palabras del Padrenuestro “líbranos del mal”, lo decimos de corazón, la conclusión que podemos sacar es que tenemos que protegernos y a la sociedad en que vivimos de las falsas doctrinas, del arte que nos acostumbra al mal disfrazado de belleza, así como de la inmoralidad en la vida. Entonces no tendremos que temer las artimañas del Diablo.

Uno puede escoger entre convertirse en cruel como el diablo o en hombre de amor santo con el alma en paz, según el modelo de Jesús.

 



Categorías:estudios

4 respuestas


  1. Bienvenida todas las investigaciones sin carater religioso,mas bien de caracter espiritual..y cientifico. Artin 64

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