Siete semanas contarás; desde que comenzare a meterse la hoz en las mieses comenzarás a contar las siete semanas. Y harás la fiesta solemne de las semanas a el Señor tu Dios; de la abundancia voluntaria de tu mano será lo que dieres, según al Señor tu Dios te hubiere bendecido. (deutornomio16:9-10).
Cuenta del Omer (Hebreo: ספירתהעומר), es el nombre dado al cómputo de los 49 días o siete semanas entre Pascua (Pésaj) y Pentecostés (Shavuot). La Cuenta del Omer se comienza a llevar a partir de la segunda noche de Pesaj y se continúa hasta Shavuot.
La Cuenta del Omer consiste en contar los días y las semanas que van pasando desde el día en el que se llevaba la ofrenda del Omer al Templo de Jerusalén – sacrificio que consistía en un omer (unidad de medida) de cebada y hasta el día anterior a la ofrenda de harina que se llevaba al templo durante la fiesta de Shavuot.Simbólicamente, dado que la Cuenta del Omer liga a las festividades de Pesaj, en la que se rememora la liberación de Egipto, y Shavuot (Semanas), en la que se rememora la entrega de la Torá (Ley, pentateuco), la cuenta constituye el lazo que une a la celebración de la libertad física con la libertad espiritual obtenida de los tora ( Diez Mandamientos.)
No vasta solo con ser liberados de Egipto hay que empezar a “crear el tiempo”, a contar en un camino espiritual de 49 dias, de Pascua (Pesaj) a Pentecostés (Savuot). La cuenta del omer vincula estos dos hechos.No hay que esperar a que los eventos nos ocurran a nosotros; no hay que esperar para que la inspiración, la bendición y la santidad de las temporadas lleguen a nosotros; debemos construir estas mismas cosas. No hay que permanecer estacionarios en el tiempo mientras éste pasa sobre nosotros, debemos movernos activamente hacia adelante para salir al encuentro de estos grandes momentos. Si uno espera a la santidad, podría no llegar nunca. Uno debe salir hacia ella; es entonces que ella se apresura hacia el que la busca.
Enséñanos a contar de tal modo nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría Salmo 90:12
“Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor” (Efesios 5:15-17).
El Rabino Akiva Tatz dice:
“Contar los días, crear el tiempo. No debemos sufrir pasivamente el tiempo; debemos construir nuestras vidas de tal modo que provoquemos que el tiempo se haga real. Atravesar pasivamente el tiempo deja que el tiempo disuelva inexorablemente la vida. Construir la vida mediante la construcción consciente y activa de sus elementos en la santidad provoca que el tiempo trascienda hacia la eternidad, y que nosotros nos hagamos parte de esa sublime melodía.”
Algunos buscan respuestas en la meditación. Otros, en libros de autoayuda, terapia, religión, yoga, y filosofías New Age. Mucha gente, sin embargo, no se da cuenta de que la respuesta más antigua y más comprobada en el tiempo nos fue entregada en las Escrituras.
Ella y sus historias son, esencia, la historia de nuestras vidas, ilumina las intricadas capas y dimensiones de nuestra psiquis y alma. Cada evento en las Escrituras refleja otro aspecto de nuestra personalidad interior. A través de su conocimiento nos enseña cómo concretar nuestro potencial conforme al propósito con que Dios nos creó.
Nos llevan a conocer el mensaje de Jesus el Mesías y su rol para toda la humanidad pues El es el principio de toda la creación y el fundamento del mundo. Contemos nuestros días, redimamos el tiempo para ser partes de esta “sublime melodía”. Jesucristo dijo:
Examináis las Escrituras porque vosotros pensáis que en ellas tenéis vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; (Juan 5:39 )
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